El dios Júpiter aparece sobre una nube en el fondo del tapiz, sostenido por un águila, símbolo de su poder, señalando a sus dos hijas, Palas Atenea y Paz, que acaban de derrotar al poderoso Marte.
El dios de la guerra devastadora, cuya fiereza recuerda el lobo que le acompaña, se nos muestra en esta ocasión huyendo del campo de batalla.
Allí han quedado abandonados los pertrechos del combate que la diosa Paz está a punto de quemar con la antorcha que porta en su mano derecha. Con su mano izquierda alza un ramo de olivo, uno de los símbolos de la diosa Palas Atenea, que aparece completamente armada con casco protegido por una esfinge, lanza y escudo.
Sobre sus hombros lleva la “égida”, coraza de piel de cabra regalo de su padre, sujeta por la cabeza de la gorgona Medusa, el despiadado monstruo femenino que convertía en piedra a quienes la miraban.
Significado | Los dioses se alegran cuando el buen gobernante, a imitación de Palas Atenea, se opone a una guerra injusta y mantiene la paz.